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"La California Original" |
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www.californax.com Es una página sólo para californios de profundas raíces en la Auténtica California y californios, por adopción, que aman esta tierra como propia, que han creado un verdadero vínculo de identidad y pertenencia con ella. |
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UN RECORRIDO POR EL INTERIOR DE BAJA CALIFORNIA SUR
Una invitación a desperezarse y accionar en pos de un poco de aventura sería el conminar a alguien para conocer más profundamente a Baja California Sur. Viajar por el interior del Sur de la media península de Baja California, sobre todo si el viaje debe incluir, además de las muy atractivas costas también las regiones serranas de la zona media del Norte del estado sudcaliforniano sigue siendo una aventura, atractiva para algunos, atemorizante para otros y definitivamente horrorizante para muchos. ¡Están Uds. locos! me dicen algunos conocidos y recalcitrantes citadinos cuando se enteran de las correrías y viajes que hacemos por las sierras y desiertos de esta tierra mi esposa y yo. Para la mayoría de las personas que habitan las ciudades grandes de esta región, entiéndase por ciudades “grandes” La Paz y las ubicadas en la conocida y multicitada en todo medio zona de Los Cabos, San José del Cabo y Cabo San Lucas que casi casi conforman un sólo ente citadino, gente que en su gran mayoría tiene muy poco o nulo contacto con el agreste interior peninsular. Si son locales resultan hoy ser personas carentes de una identidad y sentido de pertenencia para con el territorio donde nacieron, donde se criaron y se desenvuelven, que es también la tierra de sus ancestros, ya que la desconocen totalmente tanto en su historia como en su entorno, han perdido ese contacto y la noticia de sus raíces e historia evolucionando hacia espacios del moderno confort y cómoda e inconsciente ignorancia. Si son recién avecindados con mucha mayor razón ya que ellos han llegado a lo que hoy a simple vista observan y disfrutan, lo moderno y lo viable y no saben gran cosa del país donde ahora habitan sólo circunscribiendose a interpretarlo por lo que tienen a pocos metros delante de ellos o por su entorno social inmediato o el de su trabajo ignorando todo sobre las luchas que los californios forjadores tuvieron que enfrentar para poder tener lo que hoy todos, propios y extraños, disfrutamos. Normalmente esos ciudadanos carentes, desde luego, de culpa alguna, son individuos producto de los tiempos que corren y de las encasilladoras formas, personas que generalmente han desarrollado un gran pavor y miedo visceral a dejar un día el sofá de la televisión y salir al exterior alejándose de las confortables áreas refrigeradas, si acaso lo hacen será para dar un paseo por el malecón o paseo de la ciudad, algunos en sus flamantes vehículos de doble tracción muchos sin saber siquiera como se activa tal prestación, pasear y curiosear por las múltiples plazas comerciales que en La Paz abundan, en proporción de total desequilibrio con el volumen de su población, o eventualmente darse una asoleada brutal en alguna cercana playa o una buena trasnochada en un moderno y el más inn posible antro de la ciudad, todo eso en realidad no es reprochable ya que existe la libertad y circunstancia total para que cada quien proceda como lo desee y haga lo que su real y regalada gana le dicte, esto sólo significa que hay gente para todo y nada más, hay a quienes nos gusta aventurarnos un poco más y admirar la naturaleza de forma más cercana y hay quienes por nada sacrifican la comodidad ni por una hora mucho menos por algunos días sin embargo, por este espacio que CALIFORNAX les ofrece podrán viajar de forma virtual por esos alejados recovecos de la geografía de La California Original y su agrestidad. No puedo decir que los californios doblegamos al medio para convertirlo en algo más asequible y habitable, más bien fue un poco de dos cosas, el doblegarlo y el adaptarse a él. Gozar ahora de lo agreste que La California Original ofrece se debe también en parte a que muchas de las dificultades que anteriormente el terreno ofrecía han sido en alguna medida mitigadas y permite ahora ser penetrado con cierta facilidad por lo que esto es un poco gozar del resultado de algunas de esas acciones de doblegar al medio como el hecho de haber construido caminos muchos de ellos aún hoy muy rústicos y en estado tal que transitarlos raya en la aventura. Dar ENTRAR en la miniatura para ir a la galería. Transitar al interior profundo de La California no es cosa para excursionistas improvisados que suelen en sus raras salidas al campo llevar como coloquialmente se dice, “hasta el perico”. Lo estrictamente indispensable es lo aconsejable, agua, comida seca y regularmente lista para comer sin tenerla que cocinar, algún recipiente para el café, más agua y si pueden también, otro poco de agua, bolsas para dormir y tal vez una pequeña casa de campaña será suficiente aunque si tu carro se expande para dormir no lo necesitaran, alguna silla plegable de campaña, el botiquín y elementos de subsistencia diversos como un cuchillo de monte, californiano de preferencia ya que para esos menesteres no hay como esa herramienta tradicional, una navaja, fósforos y cuerdas adicionalmente es aconsejable, además de un buen sombrero, botiquín y los artículos básicos para el aseo personal. Eso sí, nada de tenis cuya suela es presa fácil de todo tipo de espinas que el monte obsequiosamente y en abundancia proporciona a menos que la “excursión” se circunscriba a ir sólo sobre las rutas pavimentadas y nada más, para una salida a lo profundo de la región es mejor un buen par de zapatos de excursionismo de suela rígida de tal suerte que pueda uno pisar choyas, clavellinas y afiladas y rasposas piedras de origen volcánico sin el menos empacho. Es cierto, penetrar y adentrarse al interior peninsular sobre todo en el gran territorio agreste de las sierras californianas comprendidas entre los 24° 20’ y los 28° de latitud N., dejando de lado y sin tocarlo o sin ocuparnos de momento del gran valle agrícola de Santo Domingo abierto a la agricultura en la década de 1930 por el entonces Gobernador del Territorio Sur Juan Domínguez Cota no es cosa fácil, conocer el medio y la idiosincrasia de su gente es aconsejable, si no se conoce un poco el territorio lo mejor es la compañía de alguien que si esté familiarizado con él o al menos investigar un poco sobre la zona en específico a donde se irá así como qué sitios hay, sus nombres, etc. ya que resulta, hoy por hoy, que uno de los pocos lugares aún agrestes y hostiles que quedan son esas regiones del interior de la península de Baja California y para quien no este interiorizado con él o lo conozca puede ser de cierto riesgo adentrarse por su impresionante soledad y poca población a la cual recurrir en caso de una emergencia resultando pues una aventura cierta el visitarlo. Inclemente sol, agresivo y espinoso monte y un suelo que en muchos sitios es una interminable concentración de piedras de origen volcánico de cortantes aristas y de difícil tránsito es el precio que hay que pagar por admirar esos interminables paisajes llenos de una absoluta soledad pero que representan un gran llamado a la contemplación y aventura dentro de una inmensa geografía, país de la lenta víbora de cascabel y de la veloz culebra prieta, del escurridizo coyote, del ágil correcaminos y la lenta tarántula, del gran león americano o del pestilente zorrillo, del halcón y del solitario gavilán, de la paloma ala blanca o pitayera y de la nerviosa chacuaca, del acechante gato montés y de la rápida zorra. Montes donde habita el veloz venado, la solapada liebre, montañas que son el territorio del sigiloso puma y en las que vaga el gran borrego cimarrón con recorridos interminables buscando agua y algo que ramonear caminando por senderos que apenas si se marcan a mitad de los precipicios y acantilados de La Giganta en un hábitat que va desde las inmediaciones de la Bahía de La Paz hasta la zona del volcán de las Tres Vírgenes casi 600 kilómetros al Norte. Aún más al Norte, en las grandes e invadidas llanuras del desierto de Vizcaíno una extraña criatura tenía su territorio, obligada a retraerse y casi llevada a la extinción por la inconsciente invasión humana que explota ese gran llano con una actividad como la agricultura sobre arena, ahí la tal criatura tenia sentado sus reales, el berrendo del desierto y la llanura, rara especie de antílope americano que aún hoy podemos admirar en reducidas reservas y criaderos. Sumado a todo lo anterior se tienen las manifestaciones de su rica historia de la época jesuita con sus magníficos templos edificados en medio del inmenso y despoblado territorio y donde para el profano su construcción se antoja sin justificación por los sitios donde se encuentran.
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