A continuación les doy a conocer el inicio de un nuevo pasaje histórico que será, de hoy en adelante, para todos nosotros, los sudcalifornianos con identidad y alto sentido de pertenencia para con esta tierra que es, antes que para ningún otro, "NUESTRA TIERRA", una página negra en la historia de Baja California Sur, La California Mexicana, "La California Original".
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POR UNA INSENSIBLE Y ARBITRARIA DECISIÓN DEL GOBIERNO FEDERAL EL NOMBRE DE JAQUES COUSTEAU SE CONVIERTE AHORA EN UNA PÁGINA NEGRA DE LA HISTORIA DE BAJA CALIFORNIA SUR, “La California Original”.
Por Simón Óscar Mendoza Salgado
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…por recordar el nombre del gran explorador de los mares, Jaques Cousteau, se pretende alterar la historia del golfo de California (Mar de Cortés o Mar Bermejo) y de la península californiana al borrar, por decreto, hechos relevantes de la historia de Baja California Sur, a este hecho se opone rotundamente la sociedad de este estado mexicano del litoral del océano Pacífico…
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La historia de este país, México, esta plagado de eventos realizados por personajes de la oficialidad en turno o influyentes que, buscando un poco de lucimiento de sus grises y oscuras personalidades, han desvirtuado y distorsionado el devenir histórico a lo largo y ancho de su territorio. Un país que a 200 años de su independencia de la Corona Española aún no cuenta con un destino y derrotero como nación, un país donde no se encuentran hoy definidos los destinos socioculturales y económicos de su sociedad. Un país con grandes pugnas políticas vía sus partidos políticos, con ideales y doctrinas totalmente encontradas, estas pugnas políticas mantienen a una gran parte de la población, la cual en su mayoría es social y culturalmente inmadura e incapaz de distinguir el manejo que de ella hacen los diversos partidos, presa de un clientelismo grotesco y sólo favorable para los perversos fines político-partidistas, fines que, la mayoría de las veces, obedecen a intereses de pequeños grupos o de caciques que pululan al interior de dichos partidos sin importarles realmente el país como nación y sin interesarse en proveerle un derrotero de progreso y superación real a su ciudadanía, pareciese que la premisa fuera: “entre más ignorante el pueblo mejor para nuestros propios intereses”. Un país sumido hoy en un sistema educativo que no está cumpliendo su misión de formar y preparar ciudadanos responsables y productivos, ciudadanos con una buena dosis de nacionalismos y una gran dosis de patriotismo, que los hagan luchar y enfrentar con entereza los problemas de la nación desde su muy individual trinchera, provengan estos problemas desde el interior de la propia nación o del exterior. México cuenta hoy con una gran cantidad de ciudadanos moral y cívicamente con escasa preparación, se ha perdido la capacidad de hacer una real conciencia de lo que significa pertenecer y vivir en sociedad, ciudadanos con una total ausencia de lo que significa el sentido de identidad y pertenencia, ciudadanos que no cuentan con una consistencia en sus ideales y credos que tan pronto van en una dirección como tan pronto en otra por el simple sentimiento del compadrazgo, del amiguismo o de la conveniencia personal, una serie de inconsistencias ciudadanas que hacen que el país transite por un río caudaloso dando tumbos y perdiendo el rumbo sin poder estabilizar el timón que lo pueda conducir a buen puerto.
Hoy, una vez más, por acciones oficiales de nivel central, del gobierno federal, dictadas y decididas por funcionarios de tercer nivel, incultos e insensibles y en ese afán de conseguir vanas glorias (vanagloriarse y congraciarse), ante organizaciones ajenas al país y a su sociedad, se pisotea por enésima vez parte de nuestras tradiciones y de nuestros referentes históricos, ahora nos tocó a los sudcalifornianos, muy particularmente a los que orgullosamente podemos llamarnos “californios”, o sea, todos aquellos descendientes de los primeros habitantes de La California, aquellos cuyas raíces familiares se remontan, los más antiguos al siglo XVII y otros al siglo XVIII, así también a una gran cantidad de sudcalifornianos por adopción que aman esta tierra y sus tradiciones como propias, que si bien no nativos, han adoptado esta tierra para formar a sus familias y luchar para engrandecerla y triunfar en esta apartada región de México. De nuevo el embate de la transculturación y la acometida contra la identidad sudcaliforniana se hace presente por el cambio de nombre de una de las islas más emblemáticas de la Sudcaliforneidad, la isla de Cerralvo, funcionarios federales faltos del conocimiento de nuestra historia y carentes de toda identidad para con lo nuestro, en pocas palabras, funcionarios repletos de una superlativa ignorancia de la cultura californiana, han decidido el cambio de nombre por el de Jaques Cousteau, un hecho que parece baladí si se observa desde un punto de vista lejano a estas tierras, como esos funcionarios lo están, así como lo estarán una gran cantidad de mexicanos, que ni siquiera saben donde queda la Baja California y, peor aún, piensan que ni siquiera pertenece a México y que se tiene que obtener pasaporte para venir a ella. Hoy, por recordar el nombre del gran explorador de los mares, Jaques Cousteau, se pretende alterar la historia del golfo de California (Mar de Cortés o Mar Bermejo) y de la península californiana al borrar, por decreto, hechos relevantes de la historia de Baja California Sur, a este hecho se opone rotundamente la sociedad de este estado mexicano del litoral del océano Pacífico.
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Isla de Cerralvo, isla emblemática para los sudcalifornianos, al fondo, sobre el Mar de Cortés.
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La razón del nombre de Cerralvo, como lo menciona el conocido estudioso de nuestra historia, de todo México; el prestigiado Dr. Miguel de León Portilla, el nombre tiene connotaciones históricas y de por si un sinnúmero de referentes a escritos y relaciones posteriores a su nombramiento, citando textualmente al erudito Portilla me permito transcribir, tal y cual, parte de su reportaje aparecido en el diario “La Jornada” del día 24 de noviembre de 2009 titulado “¿Borrar la historia? El caso de isla Cerralvo”:
“Al introducir arbitraria y gratuitamente el cambio sin dar razón alguna, se está borrando una parte de la historia de la California mexicana. Y esto atenta contra la identidad y la cultura nacionales. Recordaré por qué esa isla se ha llamado y deberá llamarse siempre Cerralvo.
Fue hacia 1632 cuando llegó a Acaponeta, en Nayarit, un pintoresco capitán de navío, de nombre Francisco de Ortega. Sabía él de anteriores expediciones a la península de California y quería también probar fortuna. El problema con que se topó fue que el rey Felipe IV, poco antes había ordenado se suspendiera cualquier nuevo intento de exploración, ya que hasta entonces nada se había podido lograr.
Ahora bien, el sagaz Francisco de Ortega se dirigió al virrey marqués de Cerralvo, informándole que tenía una fragata con la que podría ir a la California no precisamente para explorarla, sino para averiguar si valía la pena tal exploración. Con tan ingeniosa propuesta obtuvo la licencia pedida.
Tres expediciones emprendió Ortega, en 1632, 1634 y 1636. Estableció contacto con los indígenas del puerto de La Paz y exploró hacia el norte hasta cerca del paralelo 28. En el tercero de los viajes la embarcación de Ortega quedó destruida en una tempestad, pero éste con sus hombres y con los restos de la fragata, pudo construir otra. Así, en la expedición autorizada por el virrey de Cerralvo tuvo lugar la primera construcción de una nave en las Californias.
Los diarios de viaje que dejó Ortega dan cuenta de todo lo que fue descubriendo. Bautizó a lo largo de su expedición no pocas islas y, en reconocimiento por la autorización concedida por el virrey, dio el nombre de Cerralvo a la isla de considerable extensión situada un poco al sur de la bahía de la Paz. Este es el meollo de la historia de por qué esta isla se ha conocido durante ya casi cuatro siglos con tal nombre.”
Este referente histórico le fue totalmente sin valor para el responsable de este atropello el Ing. Mario Alberto Reyes Ibarra, director General de Geografía y Medio Ambiente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, es más, con total seguridad se puede dilucidar que la erudición de este tipo no tiene los alcances para haberse siquiera dignado investigar la afectación histórica de su aberrante e irresponsable hecho, lo que sí es verdaderamente extraño es el hecho de que el propio director del INEGI, el Dr. Eduardo Sojo Garza Aldape, engañado por su funcionario de tercer nivel, engaño que alcanzó ni más ni menos que al propio Secretario de Gobernación, Lic. Gómez Mont y finalmente remató con el mismísimo Presidente de la República, Lic. Felipe Calderón Hinojosa. Lo que hoy aún es un “exabrupto por ignorancia superlativa” se convertirá, en caso de no ponerse remedio y revertir tal determinación, en un verdadero referente y hecho histórico para esta región apartada en la geografía nacional y, también, muy apartada de la mente y vida rutinaria de nuestro paisanos del interior de la república, este hecho será, ni más ni menos, que una verdadera página negra en la historia peninsular, la cual con todo gusto me encargaré de continuar documentando con elementos de primera mano, página que la protagonizarán, primeramente, el Ing. Mario Reyes, el propio Sojo Aldape, el secretario de gobernación Gómez Mont y, por desgracia, de pasadita por no informarse, el mismo presidente de México, Felipe Calderón H. Sin embargo, el mayor ensuciado en esto será, por desgracia también, el que nada de culpa tiene de la gran ignorancia de la oficialidad en turno de este México nuestro, el nombre del ilustre explorador del golfo de California, Jaques Cousteau, explorador moderno que, al igual que como en su momento lo fue Francisco de Ortega, admirador del mar de Cortés, Cousteau de sus profundidades y biodiversidad y el otro, Ortega, de su geografía y de sus riquezas perleras, con la pequeña diferencia de que, los esfuerzos de este último fueron verdaderas proezas por carecer, en el siglo XVII, de las modernas técnicas que hoy se tienen, de los inconmensurables recursos económicos de acaudalados mecenas, de adecuados apoyos tácticos y de la inmensa difusión que los actuales medios de comunicación proveen, de los cuales el primero no tuvo de que preocuparse y he ahí su conocida y difundida fama, ah malhaya, ¿qué hubiera pasado si el prestigiado medio National Geographic se hubiese ocupado alguna vez de Francisco de Ortega?.
¿Quién era Cerralvo?, tal vez, hoy para algunos, uno de los virreyes españoles menos recomendables de la historia, probablemente un verdadero pelafustán o pillo de siete suelas, habrá que revisar bien su historia, pero el caso es que participó activamente en nuestra propia historia al otorgar el permiso de exploración a Francisco de Ortega pasando por alto la orden de Felipe IV de España, por cierto, parte de la historia española se borra también con esto, ¿Qué pensarán de ello los habitantes de la “madre patria”?.
Es indudable que la historia se escribe día a día pero, historias como las que nos ocupa, que es borrar parte de ella para iniciar otra, pocas veces se da, esto vale la pena documentarla y darle seguimiento a lo largo de los tiempos por venir, habrá, lo sé, reacciones aún más curiosas como las que seguramente se presentarán que es la de la nomenclatura oral local que seguirá siendo Cerralvo y la oficial que será J. Cousteau, ¿Cuál se impondrá finalmente? ¿La del lanchero, el pescador, el poblador ribereño, el ciudadano o el escritor sudcaliforniano?, a todo esto, ¿recuerda alguien cual es la carretera Benito Juárez?, pregúntenle a sus hijos menores de 30 años si saben algo de ella.
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