Paisajes, Pasajes, Simbolismos, Costumbres y Personajes de Baja California Sur, México...
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La Paz |
La Paz, capital del hoy estado de Baja California Sur, es capital primero peninsular desde el año de 1830 luego sólo del distrito sur de la Baja California y ahora del estado sureño. La Paz resulta ser una ciudad relativamente nueva ya que se empieza a poblar de forma ininterrumpida y desde cero a partir del año de 1811 que es cuando al soldado de la guarnición de San Antonio, Juan José Espinosa, se le otorga la concesión de asentarse en el sitio con la encomienda de asistir a eventuales embarcaciones que arribaban al sitio. Posteriormente, el gobernador peninsular Don José Manuel Ruiz autoriza a más personas la residencia en el lugar, a una de nombre Juan García fue de las primeras a quien el mismo gobernante le otorga licencia para construir de forma permanente una casa en la que pudiera depositar algunos intereses (A. Valadés 1893). La población fue poco a poco cobrando cada vez mayor impulso de tal manera que para el año de 1832 La Paz contaba ya, ni más ni menos, que con 431 habitantes. Para el año de 1891 la población llegaba ya a los 5,157 habitantes. Al sitio que hoy ocupa La Paz o a sus inmediaciones llegaron los conquistadores españoles, primeramente Fortún Jiménez (Ximénez) de Bertandoña en 1533 (principios de 1534 manejan otros historiadores), quien perdió la vida a manos de los indígenas locales junto con una veintena de sus acompañantes. En mayo de 1535, seguramente enfrentando ya su clima de tremendo calor diurno, arriba al lugar Don Hernándo Cortés tomando posesión de la tierra a nombre de la corona española, Cortés bautizó al sitio como "La Santa Cruz". Contra toda su intención y el enorme gasto para armar su expedición no pudo Cortés establecer población en el lugar, luego de un tiempo la encomienda fue abandonada, no sin la ausencia de un catastrófico resultado que sería el preludio de una cadena de fracasos al intentar conquistar La California; con el tiempo algunos la llamarían la “inconquistable California”. Aunque la tradición indica que Cortés "fundo" la paz en 1535, podemos decir que, aunque en realidad no alcanzo, en lo físico, a erigir ningún fundamento como tal, si podemos asegurar que, con la toma de poseción del sitio que luego sería la ciudad, da inicio propiamente dicho, a un acto de "fundación virtual" que culminaría concretándose físicamente un par de cientos de años después; no sin antes haber tenido lugar un nuevo intento de parte de los jesuitas Ugarte y Bravo que por poco logra la permanencia. Sin embargo, el sitio de La Paz, aunque sin población alguna sirvió por muchos años, luego de la toma de poseción de Cortés, sirviendo como punto de desembarco y embarco de enseres para lugares poblados de más al sur. Entre las campañas más importantes está la de 1596 con el ilustre explorador Sebastián Vizcaíno quien llega a la península desembarcando en el mismos lugar que Cortés y lo rebautiza con el actual nombre de La Paz. Posteriormente Isidro de Atondo y Antillón "El Almirante de las Californias", en 1683, acompañado del S.J. Francisco Eusebio Kino, intentan formar una colonia en el sitio la cual dura escasamente un par de meses. Atondo y Kino no logran su cometido. La California se resistía a toda costa a ser ocupada por los europeos. Sin embargo, no fue sino hasta el año de 1720 cuando se funda, por los sacerdotes jesuitas Juan de Ugarte y Jaime Bravo, lo que sería llamada la misión de N. Señora del Pilar de La Paz, la novena misión fundada en California, siendo ésta la primera ocasión en que se logra establecer un enclave que prometía ser permanente. Después de unos años y por múltiples dificultades como la falta de elementos para su subsistencia, sobre todo agua suficiente, la misión de La Paz es abandonada y trasladada al sitio de Todos Santos. Desde entonces y hasta 1811, que es cuando inicia ya el asentamiento permanente, el sitio conocido como La Paz permaneció prácticamente deshabitado siendo utilizado como un embarcadero eventual sin existir en su costa instalación alguna para tal fin. Actualmente esta ciudad cuenta con cerca de 300,000 habitantes y presenta la cara de una moderna ciudad pero sin iconos citadinos que la distingan e identifiquen a plenitud, de tal suerte que, carente de grandes monumentos antiguos, porque en realidad no es una ciudad demasiado antigua, es también notoria la ausencia de grandes monumentos de modernidad o edificaciones con arquitectura plausible o que valga la pena su contemplación. Esto último será algo difícil de revertir toda vez que sus habitantes, sobre todo los más arraigados y antiguos en el lugar, tienen una cortedad en cuanto a la realización de elementos de magnificencia y pugnan porque el devenir de la ciudad continúe en ese estatus de inamovilidad que la hunden en un marasmo de "antiprogreso" muy notable. Resulta hoy La Paz, aunque sea capital de un Estado de la Federación mexicana, tanto sus autoridades como los mismos ciudadanos no terminan de ubicarla en un derrotero de progreso que logren catapultarla hacia un futuro promisorio a pesar esto de contar con una ubicación estratégica dentro del concierto nacional y de alguna manera internacional. Ese contexto de "no saber que se quiere para la región y actuar en consecuencia para lograr ese deseado cometido de progreso" parece no conjugarse de forma positiva entre la dupla autoridad-ciudadanía, pero esto es un tema de análisis más profundo en el cual no abundaremos más.
La Paz es también una ciudad que además de algunos males físicos estructurales prácticamente ya en el estatus de "seculares", por la desatención de los gobernantes de las últimas décadas se han tenido, sobre todo en calles, banquetas y equipamiento urbano visible envejecido y fuera de toda modernidad, así como deterioro lamentable por la sistemática falta de mantenimiento. Padece La Paz también, en estos últimos tiempos, una curiosa y a futuro desastrosa, para las masas citadinas, crecientes oposición a todo desarrollo de un minúsculo grupo de residentes agrupados en los tristemente célebres organismos denominados ONG's cuyos mecenas les marcan directrices a seguir en el sentido de oponerse a todo tipo de desarrollos, así como de grupos ambientalistas radicales a ultranza que no desean el necesario e indispensable progreso de la ciudad y su entorno, y pugnan fuertemente para que todo lo existente continúe inalterable aunque en ese medio citadino se ofrezca, un aspecto deplorable para propios y extraños –[sobre todo en el denominado "Centro Histórico" salvo como ya lo mencionábamos, algunas muy pocas excepciones como el edificio de la catedral de Nuestra Sra. de La Paz y la Logia Masónica que datan de la segunda mitad del siglo XIX, así mismo, un poco más alejado el edificio de la actual "Casa de La Cultura" que antes era el hospital Juan María de Salvatierra construido en la misma época]–. Algo que es de lamentar resulta ser una resistencia pertinaz de los propietarios de los inmuebles de dicho centro para invertir algo en cambiar esa paupérrima cara como no sea alguna honrosa y rara excepción. Así mismo, La Paz cuenta con algunas otras edificaciones "medio antiguas" que lo único destacable es el de ofrecer un asomo a una arquitectura que, como que quiso ser algo típico para el sitio y que se usó, si no masivamente, si como un buen intento de definición arquitectónica a fines del siglo XIX y principios del XX, desde luego que sería una buena acción para la ciudad el rescate de la forma y su adopción para intentar tener una "identidad arquitectónica" pero, definitivamente no puede decirse de alguna de esas edificaciones que contengan algún alto contenido de valor histórico. Pero, reiterando, ese asomo de arquitectura que algunas casas tienen, si se traslada a modernas y futuras construcciones, es posible tener un resultado atractivo y coincido en que sería plausible fomentar ese rasgo característico para todo lo nuevo en el denominado "Centro Histórico" paceño y del resto de la ciudad lo cual queda, definitivamente, a criterio por supuesto, de sus propietarios. En fin, así están las cosas y así es La Paz y no obstante eso es una bella ciudad y buena para vivir en ella, ¿se imagina como sería si todos viéramos y empujáramos en la misma dirección e hiciéramos un poco, muy poco más por ella?.
[1].- Hasta hoy La Paz y en lo general Baja California Sur ha gozado de cierta tranquilidad en cuanto a delincuencia se trata, sin embargo, las señales de que la presencia de estos males están siendo mayores se incrementan día a día. Por desgracia, las autoridades locales, por una enorme falta de visión a futuro, muy poca inteligencia, timoratas en extremo, pusilánimes y, muchas más veces de lo deseable, coludidas hasta el tuétano con la misma delincuencia, no están estableciendo las bases de prevención que son requeridas para enfrentar efectiva y sustancialmente ese tipo de amenazas dejando por un lado lo que se debe hacer y caer en uno de nuestros más graves males que como ciudadanos mexicanos tenemos: la falta de compromiso, la simulación y la farsa. Ésta es mi percepción personal y la de muchos de los que habitamos esta bella ciudad y región. La autoridad olvida que además del equipamiento físico de una policía se requiere también el equipamiento educativo, y sobre todo, un bien armado equipamiento moral de las corporaciones pero esto último, por desgracia, sólo se adquiere desde muy tierna edad y con la influencia adecuada, y hay que reconocer, que no hay tela de donde cortar.[En el año 2014 y 2015 el aspecto de seguridad pública sufrió un desquiciamiento a niveles nunca vistos y para los ciudadanos paceños inimaginables]. [2].-En los últimos tiempos el arribo de grandes cadenas comerciales de todo tipo así como casinos, que además proliferan de forma abusiva por toda la ciudad, están demostrando que sólo están sirviendo para sumir a la región de La Paz, sobre todo a su población más vulnerable, en una inanición económica profunda y sin precedente que terminará por arrasar su indiscutiblemente necesaria economía interna (una región que carezca de una economía interna propia difícilmente podrá tener una masa citadina progresista). Todos eso nuevos entes de negocios transregionales que obedecen a corporativos fuera de la región extraen diaria y sistemáticamente todo recurso financiero que se genera en el entorno paceño para llevarlo de forma inmediata fuera de la región sin posibilidad de retorno para la reinversión o retroalimentar a la zona económicamente. El otrora motor económico para muchos pobladores de La Paz que contaban con pequeños comercios y oficios de todo tipo era el sueldo que la burocracia oficial (empleados de los gobiernos estatal, municipal y oficinas federales) derramaba cada quincena en ellos ahora lo captan las transregionales dejando sin oportunidad alguna a esos pequeños "empresarios" que hoy están en vías de extinción y generando en la ciudad un desosiego económico sin parangón. Última revisión de éste texto: octubre de 2015 |
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