Introducción

Durante la guerra México-Americana de 1846-1848 iniciada bajo pretextos prefabricados para dar paso y satisfacer la ya conocida tendencia expansionista de los americanos estadounidenses del norte, la península de Baja California, sobre todo la parte sur, estaba virtualmente ocupada por las tropas americanas luego de vencer algunas resistencias que los californios opusieron a los invasores, especialmente en la población de Mulegé la cual no pudo ser tomada; por cierto que no sería la única vez que esos pobladores darían muestras de singular patriotismo, como lo demostrarían también durante la guerra de intervención francesa. Después de ese evento, por demás loable de los pobladores de Mulegé, la guerra se circunscribió a escaramuzas aisladas que de poco sirvieron para evitar la ocupación. Tengo al alcance algunas narraciones sobre esta guerra que por su valor histórico las incluyo en este trabajo. La narración 1 corresponde a Pablo L. Martínez y de la otra, la narración 2, es un extracto del capítulo XVII del libro "De la Cueva Pintada a la Modernidad: Historia de Baja California" del autor Antonio Ponce Aguilar. Estos relatos nos muestran algunos aspectos de la fallida, y no precisamente por derrota militar, intervención armada de los norteamericanos a la península durante la indicada guerra.

Existen también a muchos registros gráficos que muestran pasajes interesantes de la invasión americana durante esa injusta guerra, ver: "En 1847 la península estaba virtualmente ocupada por la tropa estadounidense". Hoy como desde siempre esta parte de México es codiciada y deseada por nuestros vecinos los gringos, pero hoy, al parecer el camino que han tomado para su ocupación es el que les está dando excelentes resultados y es la compra, a cualquier costo, de amplias extensiones territoriales en el sur peninsular, ver: "Otros aspectos de la nueva invasión" y la interesante colaboración de mi amigo Pedro Fierro que titula "La nueva y definitiva invasión americana", éste último documento se trata ni mas ni menos de lo que nuestros vecinos perciben y no de lo que nosotros nos imaginemos. (Lo dicen los gringos).

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